martes, 27 de noviembre de 2012

CAPÍTULO 1: Estoy Embarazada (Parte 1)

Hoy os presento una novela muy amateur que empecé a escribir hace ya tiempo. No todo es cierto, ni todo es mentira. No todo es mío ni todo de amigos. Es realidad y ficción en uno. Una manera divertida de ver un proceso que no sabes ciertamente cuando empieza pero que nunca acaba. Espero que os guste. No dudéis en explicarme vuestras experiencias!

Capítulo 1: Estoy embarazada (PARTE 1)


Mucho se habla de quedarse en estado. Lo que siempre oyes es: “si no te quedas embarazada a la primera es que tardarás mucho tiempo”. “Si tomas la pastilla te quedarás embarazada al momento”. “Cuanto más te obsesiones por tener un hijo más te costará”…En definitiva, sí, al principio estás muy pendiente de quedarte embarazada pronto pero, si no lo consigues a la primera, te olvidas. Y, ojo, creo que en parte es cierto que la obsesión no deja porque en el momento en que ya creía que tardaría al menos un año de ensayo, ZAS!, me quedé.

Fue un 15 de septiembre de 2009. Mi pareja regresaba de París, por unos asuntos laborales y si, como si se hubiera traído a la cigüeña a casa, me quedé embarazada. A la primera falta fui a por un test de embarazo. La verdad que yo era muy regular en mis menstruaciones así que había muchas posibilidades de que estuviera embarazada pero en ese momento, como que no lo crees. Compramos un test último modelo, de esos que te ponen caritas sonrientes y tiempo de estado. Casi me da algo al ver que ese palo blanco sonreía y ponía “+ de 3 semanas”.

Sinceramente, yo me asusté mucho. Una cosa es buscarlo, fantasear, practicar…y otra ver que estás embarazada y de “¿más de 3 semanas?”. No podía ser. “¿Pero cuándo?, ¿cómo?”. Cuándo, cómo. Pues hija, como todo el mundo y de igual manera. Insto facto, le hice bajar a por otro, pero esta vez de los tradicionales, de los que salen rayitas. Nada de nuevos sistemas que, como en la tecnología, falla más que el wii fii. “Compra el de las rayas”. Mientras se fue, me quedé mirando la carita sonriente. Dios mio, no había marcha atrás. Estaba aterrada. Siempre supe que quería ser madre y tenía muy claro que iba a ser una madraza. Pero el instinto maternal que empezó sobre los 20 se me fue sobre los 28. Tenía 34 años y me había quedado embarazada, ¿Y ahora que voy a hacer?”. Regresó de la farmacia con un test de embarazo tradicional. Sí, se confirmaba.

Lo más "in" hoy en día era enviar el resultado del test de embarazo, a modo de foto, a familiares y amigos por whatsapp pero pensamos que era mejor decirlo presencialmente. Esa misma tarde llamaba a mis padres para decirles que los iba a ir a ver en el fin de semana. Al llegar nos saludamos como un día normal y cuando no sentamos a comer…: “mamá, papá, vais a ser abuelos”. La alegría inundó la casa. Mi madre, que nunca me había ni insinuado que quería ser abuela me dijo: “por fin hija! Ahora me voy a dejar las canas”. Las canas? Al parecer ella tenía claro que si era abuela antes de los 60 se dejaba las canas. Mi padre, sacó una botella de cava. Con mis suegros pasó igual. Mientras comían les soltamos la noticia y casi se atragantan con el postre. Todos estábamos contentos, incluso a mí se me había pasado el miedo. Ya estaba mi bebé de camino y todo el mundo estaba ilusionado.

Sabía que mi embarazo iba a ser especial. Era el primer nieto por parte de las dos familias así que todas las atenciones y gustos iban dirigidas a mí. Mi suegra, que cocina de maravilla, me hacía exquisitos platos y ya nos se cocinaba para la familia sino para el bebé. Toda la vida haciendo dieta y me estaba poniendo fina de tanto comer.

CONTINUARÁ...

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